El 9 de noviembre de 2014, el gobierno de Cataluña organizó una consulta popular sobre la independencia, a pesar de no llegar a un acuerdo con el de España para celebrar un referéndum. La constitución española en vigor, que los españoles aprobaron en referéndum en 1978 (con 90’46% de votos afirmativos en Cataluña)(1), en su art.92 establece: “El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados.”
L’ Esquerra pel Dret a Decidir (La Izquierda por el Derecho a Decidir, en castellano) es una coalición de partidos nacionalistas que concurrió a las elecciones europeas de mayo de 2014. Defienden el derecho del pueblo catalán a decidir su futuro, principalmente a decidir sobre su independencia del estado español.
“El plan A era intentar negociar con el gobierno español que el referéndum se realizara con ley española, como ha sido el caso de Escocia (¿?). Pues entonces el plan B, es una ley catalana de consultas que dé legalidad a la consulta catalana. Si como dice el gobierno español, se anula automáticamente, por el tema constitucional (¡!) esta ley catalana de consultas. Pues la salida va a tener que ser unas elecciones anticipadas, con un mandato claro en el programa electoral de que si lo partidos que quieren un estado propio obtienen una mayoría suficiente, pues se constituya un acto de legitimidad política al estado catalán” (Ramón Tremosa, eurodiputado de CiU)(2)
Parece ser que los principios democráticos de algunos nacionalistas chocan con la legalidad vigente. Cuando las leyes les impiden actuar de acuerdo a lo que ellos consideran justo, pues se permiten hacer unas leyes propias que “dén legitimidad” a sus deseos. Resulta que lo que ellos defienden como el “derecho a decidir” no está recogido como derecho, en su concepción legal. Para ellos, lo legal debería ser lo razonable, según el razonamiento propio. Entiendo que debe ser un fastidio tener que convencer a toda España de que lo mejor para todos es una Cataluña independiente, pero así es como está la ley.
Lo que Tremosa entiende como mayoría suficiente, parece ser que no necesita ser ni siquiera mayoritaria, a la vista de las elecciones autonómicas de septiembre de 2015, en que los partidos favorables a la independencia no alcanzó ni el 50% de votos, a pesar de obtener mayoría absoluta de escaños (4). Me pregunto si quien defiende el derecho a decidir (de los catalanes exclusivamente), defendería, una vez llegados a una Cataluña independiente el mismo derecho para todos los territorios donde las elecciones autonómicas han mostrado un deseo de seguir siendo España.
“El absurdo del nacionalismo es como el de la divisibilidad del espacio en los sofismas de Zenón de Elea: así como por pequeña que supongamos una distancia será siempre divisible en dos, por pequeña que imaginemos a una entidad nacional independiente albergará siempre en su seno al potencial de una nación distinta, que puede invocar para separarse del pequeño conjunto las mismas razones que éste ha invocado para su emancipación de un conjunto primero” (Eugeni d’Ors: La civilización en la historia, 1943).
Los nacionalistas catalanes parten de la base de que las entidades más pequeñas, y por ende más fáciles de administrar, devienen en sociedades más justas, más democráticas, más solidarias, más productivas…en fin, lo que todos queremos que sean nuestras sociedades, ¿verdad? Yo no estoy tan seguro como ellos y me pregunto por qué la tendencia global es la contraria, agotar el diálogo y acordar decisiones para buscar un bien común. Eso es hacer política.
Para Carme Forcadell (actualmente presidenta del Parlamento Autonómico), los catalanes auténticos, verdaderos son los independentistas, los demás son el adversario (5). Y garantiza: “este país que estamos construyendo será más justo, más digno, más próspero, más democrático”(6)
“La historia esta de que la independencia traerá más bienestar porque los futuros Gobiernos catalanes sólo se tendrán que preocupar de nuestros intereses resulta bastante endeble. Si este fuera el único factor relevante, lo óptimo sería darle la independencia a todos los municipios o, ya puestos, a todas la familias. Si no es así es porque muchas veces, y desde luego en el caso que nos ocupa, el todo es bastante mayor que la suma de las partes.” Ángel de la Fuente, Instituto de Análisis Económico (CSIC), Barcelona (7)
En mi opinión, Cataluña es a España ese hijo incomprendido que no recibe ni el cariño ni el reconocimiento por parte de la familia. Todo lo que hace bien, todo lo que se sacrifica por la familia no encuentra recompensa y desea irse a buscar su felicidad por su lado. Se queja de las burlas que sus hermanos hacen de sus peculiaridades. Se siente incomprendido. Tiene su forma de ser y quiere respeto. Su madre (patria) le responde con incomprensión y le recuerda las normas, que “son las mismas para todos”. Al fin y al cabo, tiene su propio cuarto, que debe ordenar y administrar como entienda conveniente, pero que sigue siendo parte de una (amplia) casa común. Como miembro de una familia, debe cooperar en las tareas comunes, aportar a la economía familiar y seguir las normas impuestas a todos. Sí, recibe servicios como manutención, alojamiento, limpieza de ropa y de su dormitorio, entre otros pero considera que no le compensa vivir en casa. Como tiene mejor trabajo, debe aportar más que la media de sus hermanos y eso le hace sentir que su esfuerzo no vale la pena, que no se siente recompensada en su esfuerzo. Así que quiere irse y hacer “borrón y cuenta nueva”. “Pero seguiremos siendo amigos”, aclaran.
Fuentes:
- http://www.infolaso.com/politica1/27-elecciones-en-espana/715-constitucion.html 23.03.16
- https://youtu.be/WYwBxgK27Jo?t=50 22.03.16
- Eugeni d’Ors: La civilización en la historia, 1943
- http://resultados.elpais.com/elecciones/2015/autonomicas/09/index.html 23.03.16
- Carme Forcadell: https://youtu.be/_53v4EU71IE?t=121 29.03.16
- Carme Forcadell: https://youtu.be/_53v4EU71IE?t=30 29.03.16
- http://elpais.com/elpais/2015/09/21/opinion/1442848878_212241.html 23.03.16